Parecidos razonables: La casa de mi vida y La última canción, ¿mera coincidencia?

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Llevaba varias semanas preparando esta entrada. Escapa un poco al propósito de Come Viaja Lee y sus tres grandes áreas temáticas ―gastronomía, viajes y libros―. De vez en cuando me permitiré el lujo de hablar de otros "pedazos de vida" ―los retazos que decía Albert Espinosa― como, por ejemplo, ver una buena película. Pero lo que me impulsó a escribir sobre La casa de mi vida (Irvin Winkler, 2001) no fue tanto la sensación positiva que dejó en mí el filme como el sentimiento de que debía, en la medida de mis posibilidades, hacerle justicia a esa gran olvidada cuya fórmula fue imitada con éxito nueve años después de su estreno... Sin que nadie pareciera darse cuenta ―o, al menos, no he encontrado a nadie que se haya hecho eco de ello, lo cual no deja de sorprenderme puesto que la similitud entre ambas películas es descaradamente evidente―. Pero vayamos por partes. 

La casa de mi vida (Life As a House) es una película de 2001 dirigida por Irvin Winkler y protagonizada por Kevin Kline, Kristin Scott Thomas y Hayden Christiansen. Para más datos, podéis acceder a la ficha técnica en FilmAffinity clickando en la imagen. 

La última canción (The Last Song), por su parte, es una película de 2010 dirigida por Julie Anne Robinson y basada en la novela de Nicholas Sparks con el mismo nombre (2009). Está protagonizada por Miley Cyrus (alias Hannah Montana, aunque ella esté empeñada en demostrarnos lo contrario), Greg Kinnear y Liam Hemsworth. Al igual que el anterior caso, si pincháis sobre la imagen correspondiente podréis acceder a la ficha técnica en FilmAffinity.

Ya llama la atención, para empezar, el increíble parecido entre los carteles promocionales (arriba), pero por si eso no es aviso suficiente de que lo que nos vamos a encontrar es una película con exactamente el mismo argumento que la otra ―con leves diferencias― y dado que imitar y repetir patrones o estilos a la hora de realizar carteles es algo frecuente e inevitable en el cine, no nos detendremos más en este aspecto y pasaremos al argumento de ambas películas, que es lo que importa al fin y al cabo. Y en este punto he de advertir de los spoilers que habrá de aquí en adelante.

La trama de ambas películas puede resumirse en la siguiente idea: adolescente conflictivo y resentido con su padre se ve obligado a pasar el verano con él en una casa costera en la playa; el padre trata de ganarse la confianza de su hijo/a pero éste/a se muestra reacio al principio, quien tarda en adaptarse a su nueva situación. Sin embargo, un proyecto en común une a padre e hijo/a y poco a poco la relación se va suavizando y haciendo más sólida, al mismo tiempo que el adolescente conoce paralelamente al que será su gran amor. Estas circunstancias harán que el/la joven vaya cambiando y desprendiéndose de su fachada inicial. Cuando las cosas van viento en popa, el hijo/a descubre que su padre está enfermo de cáncer y, enojado/a, acusa a su padre de haber querido pasar el verano con él/ella porque sabe que se va a morir. Tras una discusión en la que ambos se sinceran y desvelan sus sentimientos, el padre, por un lado, se queda tranquilo porque ya puede morir en paz habiendo arreglado sus asuntos pendientes; el hijo/a, por otro, comprende que la enfermedad es inevitable y que más valió reconciliarse a tiempo que quedarse con un recuerdo amargo. Inspirado/a por su padre, el adolescente decide acabar el proyecto que le unía a él como una forma de quedar definitivamente en paz consigo mismo y con su progenitor. Al final de la película, el padre muere y, aunque todos lamentan profundamente su pérdida, el adolescente ha experimentado un cambio importante y sigue hacia adelante junto a su familia, pues comprende que no son sus enemigos, y su amor de verano.

Coincidencias entre las tramas:  

1.- El adolescente conflictivo 
Sam, interpretado por Hayden Christiansen.
En La casa de mi vida, Sam Monroe (Hayden Christiansen) es el joven conflictivo. Sus padres están divorciados, por lo que Sam vive junto a su madre, su nueva pareja y sus dos hermanos, pero la comunicación entre Sam y su familia es nula: vive encerrado en su cuarto, su música y su mundo; se oculta tras una apariencia estética oscura y consume todo tipo de sustancias. Las pocas veces que interactúa con su familia lo hace de forma brusca y airada. Cuando le comunican que pasará el verano con su padre, se rebela inmediatamente contra la idea.

Ronnie, interpretada por Miley Cyrus.

En La última canción, Ronnie (Miley Cyrus) es la adolescente atormentada. Ha tenido problemas con la justicia por pequeños hurtos y, al igual que Sam Monroe, sus padres están separados, razón por la que vive con su madre y su hermano pequeño. Ronnie apenas se comunica con su familia; continuamente va con sus cascos de música, aislada del exterior, y se muestra hostil con su familia. No acepta en un principio tener que pasar el verano junto a su padre.




2.- El padre enfermo y arrepentido
George Monroe, interpretado por Kevin Kline
En La casa de mi vida, George Monroe (Kevin Kline) es un padre divorciado y arquitecto a la antigua usanza: construye manualmente sus propias maquetas, mientras que el mercado laboral demanda modelos en 3D realizados por ordenador. Por esta razón, George es despedido de su trabajo en conflictivas circunstancias, y tras un airado arrebato, cae al suelo inconsciente. Cuando despierta en el hospital, le comunican que padece un tipo de cáncer en la espalda; al no ofrecerle los médicos ni siquiera tratamiento, George intuye que le quedan unos pocos meses de vida. Es entonces cuando decide derribar su destartalada casa y construir una nueva, proyecto en el que decide involucrar a Sam, consciente de sus faltas como padre y de los problemas que rodean a su hijo. En los últimos meses de su vida, George quiere reconstruir su vida y su familia, pero sin desvelar a nadie su enfermedad.

Steve Miller, interpretado por Greg Kinnear
Por su parte, en La última canción, Steve Miller (Greg Kinnear) es el padre divorciado y distanciado de su familia, especialmente de su hija. Con grandes dotes para la música, es quien instruyó a su hija en el arte de componer canciones y de tocar el piano, un vínculo tormentoso que los une y a su vez los separa, pues cuando Steve se divorció de la madre de Ronnie, ésta rompió su piano con un bate de béisbol; piano que Steve se encargó de reconstruir años más tarde. Desde entonces Ronnie se niega a tocar y es Steve quien trata de volver a despertar su pasión por la música. Al igual que George Monroe en La casa de mi vida, Steve padece un cáncer en estado muy avanzado que oculta a su familia, y decide dejar de medicarse para disfrutar del verano en compañía de sus dos hijos. Mantiene además un conflicto aparte con el pueblo en que residen puesto que los vecinos creen que Steve quemó su iglesia.

Tanto uno como otro "justifican" su divorcio con la misma idea: que el amor, a veces, no basta o no es suficiente. George se lo dice a su ex-mujer mientras la abraza; Steve se lo explica a su hijo pequeño Jonah cuando éste le pregunta si sería posible que él y su madre volvieran a estar juntos.

3.- La madre sufridora
Robin Kimball, interpretada por Kristin Scott Thomas
Kristin Scott Thomas encarna a Robin Kimball, una madre desgastada por su relación con su hijo Sam y por la falta de atenciones de su actual marido. Es quien durante todos estos años ha sobrellevado el peso de la familia y el sufrimiento de tener que criar a sus hijos sin una figura paterna estable (se divorció de George Monroe, padre de Sam, y su actual marido, Peter Kimball, nunca está en casa por motivos de trabajo; cuando sí lo está, es frío con sus hijos). Al límite de sus fuerzas, le pide a George que se lleve a Sam con él para ver si él puede hacer recapacitar a su hijo; está tan quemada psicológicamente que lo único que quiere es que Sam se vaya de casa y deje de causar problemas. Durante la reconstrucción de la casa de George, Robin también pasa por un proceso de reconstrucción interior: recupera la ilusión por la familia, reentabla la comunicación con Sam y vuelve a enamorarse de George.

Kim, interpretada por Kelly Preston

En La última canción también nos encontramos con el personaje materno, aunque con un protagonismo muchísimo menor que en la anterior película. Kelly Preston es quien interpreta a Kim, la madre agotada del comportamiento rebelde y descontrolado de su hija, y quien acude a Steve con la esperanza de que éste logre despertar un cambio en Ronnie. Aunque este personaje no vuelve a aparecer hasta el final de la película para aportar su granito de sabiduría materna e iluminar el camino a Ronnie en el momento más difícil de su vida, encarna un rol similar al de Kristin Scott Thomas en La casa de mi vida.




4.- El escenario
En La casa de mi vida, la historia transcurre en una localidad costera de California. George Monroe vive frente al mar en una cabaña de madera ―en el garaje mientras reconstruyen la casa― y es aquí a donde se traslada Sam durante el verano. Durante toda la película, es el punto de encuentro entre George, Sam, su madre, sus hermanos, sus vecinos...

En La última canción, la trama también tiene lugar en una localidad playera, en Georgia. Steve Miller vive en una rústica cabaña frente al mar, hogar que se convertirá en el de Ronnie y su hermano durante los meses de verano.

5.- El proyecto de vida
En La casa de mi vida, el proyecto que ocupa los últimos meses de vida de George es la reconstrucción de su casa; en La última canción, es la música. Tanto en una película como en otra, los padres utilizan sus respectivos proyectos vitales como vía para llegar a sus hijos conflictivos y conectar emocionalmente con ellos, lograr hacerles cambiar. En La casa de mi vida, el proceso de derribar la casa y volverla a levantar tiene efectos terapéuticos en toda la familia: para George es como destruir a su padre maltratador, que es quien le dejó la casa; para Sam, quien al principio se niega a colaborar en la obra, es una forma de descargar su ira contra el mundo y de desahogarse; para Robin, es una vía de escape y de reencuentro consigo misma. Paralelamente a la construcción de su nuevo hogar, George, Sam y Robin, especialmente los dos primeros, reanudan sus lazos familiares y recuperan el sentido de unidad familiar, la confianza los unos en los otros. Cuando muere George, son Sam y su familia quienes acaban de reconstruir la casa.

De la misma manera, en La última canción, el restablecimiento de la relación entre padre e hija tiene su culmen en la composición y acabado de una canción para piano. Steve emplea la música para tratar de acercarse a su hija y recuperar su confianza, y aunque al principio ella se niega en rotundo a reconciliarse con la música, decide terminar la canción que su padre escribía para ella y que no pudo continuar debido a sus dolores por el cáncer.
Por otro lado, Steve mantiene un proyecto aparte con su otro hijo, Jonah: ambos construyen una vidriera para la iglesia quemada. Cuando Steve es hospitalizado, Jonah se empeña en acabar la vidriera que comenzó junto a su padre y, al final de la película, ésta reluce en lo alto de la fachada de la iglesia. 

6.- La mala influencia
Josh, a la izqda., interpretado por Ian Somerhalder
En La casa de mi vida, Ian Somerhalder se encarga de interpretar a Josh, compañero de Sam sin escrúpulos que le sugiere prostituirse para poder costearse la droga. Le organiza la cita con un cliente. Sin embargo, conforme pasan los días, se implica también en la construcción de la casa y, aunque acaba sufriendo un accidente, parece que participar en el proyecto termina haciéndole bien a sí mismo.

Blaze, interpretada por Carly Chaikin

En La última canción, Ronnie conoce a Blaze (Carly Chaikin), una joven con problemas y con un novio conflictivo. Blaze incita a Ronnie a robar una camiseta en la primera noche que ésta pasa en la localidad costera. Días más tarde, provoca que acusen a Ronnie de robo al introducirle en su bolso, sin que ella se dé cuenta, un artículo de una tienda. No obstante, al igual que Josh en La casa de mi vida, acaba abriendo los ojos respecto a su novio y comienza a ganarse la vida honesta y dignamente trabajando como camarera.





7.- El amor 
Alyssa, interpretada por Jena Malone.
En La casa de mi vida, Alyssa Beck es la vecina pizpireta de George y Sam Monroe, y además acude al mismo instituto que este último. Sale con Josh pero la atracción hacia Sam es inevitable, y lo que empieza siendo una complicidad fraternal acaba convirtiéndose en algo más profundo. Es Alyssa quien toma las riendas insinuándose sin pudor ni vergüenza a un Sam más bien tosco y tímido al principio. Es ella quien le busca y contribuye a que Sam se abra al resto de personas.



Will, interpretado por Liam Hemsworth
En La última canción, este papel lo ejerce Will Blakelee (Liam Hemsworth), un personaje que se nos presenta como el típico guaperas de playa y que, sin embargo, conforme avanza la trama, vemos que realmente se interesa por Ronnie. Igual que Alyssa, es Will quien insiste en ver a Ronnie mientras ella lo rehuye y lo rechaza, mostrándose dura e indiferente hacia él. Pero atravesada la coraza de Ronnie, él se convierte en el apoyo indiscutible de ella y, si bien hacia el final de la película la historia entre ambos se complica, ambos acaban reconciliándose y disfrutando de su romance.

8.- El descubrimiento de la enfermedad 
Llegados a este punto de la trama, el paralelismo entre ambas películas se hace muy evidente. Las escenas son muy parecidas, incluido el contenido de los diálogos. Cuando Sam descubre que su padre se está muriendo, se enfurece y le acusa de mentirle, de pasar el verano con él sólo por egoísmo y para que pudiera sentirse mejor consigo mismo antes de morir:
―Quería pasar unos meses contigo… Aquí. Las cosas pasan por algún motivo, ¿sabes?, algo malo nos trae algo bueno.
―Así que te mueres. ¿Y se lo has dicho a mamá? 
―… 
― ¡Vete a la mierda! ¡A la mierda! ¡Vete a la mierda! Y tú lo sabías desde el principio. 
―Todos tenemos que morir algún día, yo sólo estoy en primera línea. 
― ¡Pero me mentiste! 
―Porque supongo que yo mismo quería creerme esa mentira. 
―Así que todo esto, todo este… He pasado aquí el verano sólo por ti. ¡Eres un egoísta, joder! ¡Me has tenido aquí para conseguir que me cayeras bien! 
―No, Sam. No intentaba conseguir caerte bien. Intentaba conseguir que me quisieras. 
 ―Pues felicidades. ¡Te has salido con la tuya, cabrón!
Estalla en lágrimas porque se siente traicionado: justo cuando ha recobrado el amor por su padre, descubre que éste se va a morir. Exactamente lo mismo sucede en La última canción, donde la conversación discurre por los mismos cauces...
―Ronnie… 
― ¡Me mentiste, papá! 
―No te mentí. 
― ¡Sí lo hiciste! Dijiste que estabas bien, ¡no estás bien! 
―Esperaba… 
― ¡Me estabas mintiendo! 
―… Estar bien. No mentí, no es lo mismo. Es lógico que te enfades. 
― ¡Bien! ¿Por eso me has traído aquí este verano? ¿Para que no tuvieras que estar solo mientras…? ¿Por qué no nos lo contaste? 
―No quería que todo girara en torno a esto. 
― ¡Pues ahora es así, papá! 
9.- El desenlace
La muerte de ambos progenitores es inevitable: tras un período de furia y de impotencia en el que a los hijos les cuesta asumir la pérdida, se reconcilian con sus respectivos padres y deciden finalizar el proyecto que iniciaron: Sam reconstruye la casa; Ronnie acaba la canción. Los padres se van en paz, y los hijos ponen en orden sus vidas. Mientras Sam decide ceder la casa a una mujer que, siendo niña, resultó herida de gravedad tras un accidente provocado por el padre matratador de George, Ronnie se reconcilia con Will y acepta ir a Julliard a estudiar música.

Ambas películas siguen la misma línea argumental e incluso comparten similitudes en la banda sonora y en los planos (tanto una como otra abren y cierran su historia con travellings y planos picados de la localidad costera donde se desarrolla la trama, por ejemplo), con la diferencia de que La casa de mi vida es mucho más elaborada en todos los aspectos, aunque esto ya es una percepción personal. El mensaje y la alegoría son, en mi opinión, más sólidos y profundos. Las actuaciones también son superiores: Hayden Christiansen es mucho más creíble que Miley Cyrus en su papel de adolescente con problemas, así como el resto del elenco encarna a sus respectivos personajes de forma más que convincente. En La última canción, por contra, los únicos personajes que consiguen emocionarme son Steve y Jonah Miller, especialmente este último. Con ello no quiero decir que La última canción sea una mala película; es más, cuando la vi en cines por primera vez me sorprendió muy gratamente y me gustó mucho. Fue años más tarde, concretamente el verano pasado, cuando vi La casa de mi vida y me decepcionó descubrir que La última canción no era tan original como yo pensaba.

La casa de mi vida es una película preciosa y quizá por eso me duela y sorprenda tanto a partes iguales descubrir que prácticamente nadie en la red se haya hecho eco de esta "coincidencia". Es cierto que no triunfó en taquilla y que para la mayor parte del público pasó desapercibida, pese a ser nominada a un Globo de Oro a Mejor Actor Secundario (Hayden Christiansen). La última canción, sin embargo, tuvo buenos resultados gracias, por una parte, a que contaba con Miley Cyrus como protagonista, pues por aquél entonces el boom de Hannah Montana estaba en pleno apogeo; por otra, a que estaba basada en una novela de Nicholas Sparks, autor muy conocido por títulos de éxito como Un paseo para recordar, El diario de Noah, Querido John... El autor del libro, según he leído, dijo inpirarse en su propia historia con su mujer para escribir La última canción, pero las coincidencias respecto a La casa de mi vida son tantas que, personalmente, no sé si creérmelo... Aunque, evidentemente, el autor mantiene muchos elementos característicos de sus obras que no aparecen en La casa de mi vida (como el conflicto de familias de diferente clase social). También es cierto que el enfoque de cada película es diferente: La casa de mi vida es un drama familiar dirigido a cualquier tipo de público que trata sobre todo la relación entre los padres y su hijo, mientras que La última canción se centra en la historia de amor de los protagonistas, siendo un drama más soft, y está dirigida más bien a un público adolescente.

Dicho todo esto, no me queda más que invitar a que cada uno saque sus propias conclusiones, no sin antes compartir este fragmento de La casa de mi vida y, por supuesto, recomendarla fervientemente a todo aquél que no la haya visto.
Yo siempre me he visto como una casa: he sido como el lugar donde vivía. No tenía que ser grande, ni siquiera bonita; sólo ser la mía. Y por eso hice lo que debía hacer: me construí mi vida. Me construí mi casa (…) En cada choque de cada ola, puedo oír algo. Jamás lo había escuchado. Estoy en el borde del acantilado, escuchando… Casi acabada. Si tú fueses una casa, Sam, aquí es donde querrías que te construyesen: sobre la roca, mirando al mar. Escuchando… Escuchando.

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