El maestro y Margarita, Mijaíl Bulgákov
Moscú, 1930. Sobre la ciudad desciende Satán bajo la forma de un profesor de ciencias ocultas, y suceden prodigios que trastornan la vida de los moscovitas. Entre los afectados está Margarita, a la que Satán ofrece, a cambio de su compañía en una fiesta, la liberación de su amante, el maestro, que se encuentra en un psiquiátrico después de la mala acogida de su obra sobre Poncio Pilato (que esconde a la figura de Stalin) y Yehosua. El maestro y Margarita, que no vio la luz hasta 1966, es sin duda una de las obras maestras de la literatura del siglo XX.
Coincido plenamente con esta última afirmación. Esta novela me ha sorprendido muchísimo y no esperaba que me lo hiciera pasar tan bien con cada página. Creía que, en la línea habitual de los autores rusos, Bulgákov nos traía una obra densa, compleja, de ésas que tienes que leer de forma muy dofisicada para no perder detalle ni extraviarte entre tantos personajes, patronímicos e hipocorísticos; y, aunque son precisamente estas cualidades las que confieren, junto con la profundidad psicológica, la grandeza y riqueza a los clásicos rusos, requieren de tiempo, paciencia y constancia para comprender bien las historias. Por eso no podía evitar, al principio, enfrentarme a El maestro y Margarita con cierta pereza.
Cuál ha sido mi sorpresa, sin embargo, al comprobar la amenidad, diversión y agilidad con las que se desarrollaban los hechos. No voy a dar demasiados rodeos: El maestro y Margarita es un disparate de novela, pero en el buen sentido: un disparate muy inteligente e ingenioso. Suena a oxímoron, pero no encuentro mejores palabras que puedan describir esta historia. Las situaciones cómicas e inverosímiles se suceden unas tras otras, pero lejos de ser vacuas o superficiales, nos remiten continuamente a determinados aspectos del Estado y la sociedad soviéticos de entonces. Se trata, en efecto, de una sátira que pone de manifiesto «la ineptitud, la pereza, la irresponsabilidad, el egoísmo, la mezquindad... en fin, todo lo miserable y abyecto que puede contener una organización social dictatorial y burocrática como la que se está formando bajo el mandato de Stalin», escribe José María Guelbenzu en el prólogo. Un prólogo que, por cierto, contribuye a esclarecer enormemente el contenido y sentido de la novela al explicar con detalle su estructura: a las tramas que giran en torno al endiablado quinteto —Voland, Koróviev, Popotas, Asaselo y Guela— responsable de trastocar el orden en Moscú y a la pareja formada por el maestro y Margarita, se le añade una tercera historia: la tocante a Poncio Pilatos y el juicio de Joshuá Ga-Nozri —Jesús—. Unos capítulos simbólicos que, al igual que sucediera en La facultad de las cosas inútiles, vienen a reflejar determinados aspectos de la naturaleza humana y subrayar su peor defecto: la cobardía. Nuevamente recurro a la obra de Dombrovski para explicarme el sentido de este pasaje bíblico en El maestro y Margarita: porque «todo lo referente a ella [la historia del juicio] es amargo y poco atractivo de un modo típicamente humano». Cabe añadir que probablemente sea en los capítulos sobre Poncio Pilatos donde la novela adquiere mayor complejidad narrativa, tan característica de los autores rusos.
He de decir también que mi interpretación de la obra no coincide en todos los aspectos con la que ofrece el prologuista. Personalmente no veo similitudes entre la figura de Poncio Pilatos y de Stalin; de hecho, más bien me parecía ver a éste reflejado, a veces, en Voland y sus secuaces: por las numerosas y repentinas desapariciones que ocasionaban —que, aunque descritas de forma increíble y fantástica en el libro, realmente se dieron durante el régimen estalinista: la gente desaparecía de un día para otro debido a los arrestos, deportaciones y ejecuciones en masa—, por las acusaciones de crímenes falsos —Nikanor Ivánovich y el tráfico de divisas—, por las falsas ilusiones a las que somete al pueblo ruso —el espectáculo en el Varietés—..., etc. Claro que también desenmascaran vicios, como señala Guelbunzu, y "premian" la honestidad del maestro y Margarita... En fin. Sólo es una lectura distinta.
Mención especial aparte merece también la escena en que Margarita, habiéndosele ofrecido la oportunidad de tener de vuelta a su maestro, decide liberar de su cruel sufrimiento a una mujer que conoce en el baile de Satanás. Admirables la bondad y compasión de Margarita.
En definitiva: he disfrutado enormemente con esta novela, que es divertidísima y ofrece un elenco de personajes inolvidables, brillantemente dibujados, así como un buen puñado de situaciones hilarantes. Al final, es inevitable incluso sentir cierta simpatía por Voland, Koróviev o Pototas, y es que...
Cuál ha sido mi sorpresa, sin embargo, al comprobar la amenidad, diversión y agilidad con las que se desarrollaban los hechos. No voy a dar demasiados rodeos: El maestro y Margarita es un disparate de novela, pero en el buen sentido: un disparate muy inteligente e ingenioso. Suena a oxímoron, pero no encuentro mejores palabras que puedan describir esta historia. Las situaciones cómicas e inverosímiles se suceden unas tras otras, pero lejos de ser vacuas o superficiales, nos remiten continuamente a determinados aspectos del Estado y la sociedad soviéticos de entonces. Se trata, en efecto, de una sátira que pone de manifiesto «la ineptitud, la pereza, la irresponsabilidad, el egoísmo, la mezquindad... en fin, todo lo miserable y abyecto que puede contener una organización social dictatorial y burocrática como la que se está formando bajo el mandato de Stalin», escribe José María Guelbenzu en el prólogo. Un prólogo que, por cierto, contribuye a esclarecer enormemente el contenido y sentido de la novela al explicar con detalle su estructura: a las tramas que giran en torno al endiablado quinteto —Voland, Koróviev, Popotas, Asaselo y Guela— responsable de trastocar el orden en Moscú y a la pareja formada por el maestro y Margarita, se le añade una tercera historia: la tocante a Poncio Pilatos y el juicio de Joshuá Ga-Nozri —Jesús—. Unos capítulos simbólicos que, al igual que sucediera en La facultad de las cosas inútiles, vienen a reflejar determinados aspectos de la naturaleza humana y subrayar su peor defecto: la cobardía. Nuevamente recurro a la obra de Dombrovski para explicarme el sentido de este pasaje bíblico en El maestro y Margarita: porque «todo lo referente a ella [la historia del juicio] es amargo y poco atractivo de un modo típicamente humano». Cabe añadir que probablemente sea en los capítulos sobre Poncio Pilatos donde la novela adquiere mayor complejidad narrativa, tan característica de los autores rusos.
He de decir también que mi interpretación de la obra no coincide en todos los aspectos con la que ofrece el prologuista. Personalmente no veo similitudes entre la figura de Poncio Pilatos y de Stalin; de hecho, más bien me parecía ver a éste reflejado, a veces, en Voland y sus secuaces: por las numerosas y repentinas desapariciones que ocasionaban —que, aunque descritas de forma increíble y fantástica en el libro, realmente se dieron durante el régimen estalinista: la gente desaparecía de un día para otro debido a los arrestos, deportaciones y ejecuciones en masa—, por las acusaciones de crímenes falsos —Nikanor Ivánovich y el tráfico de divisas—, por las falsas ilusiones a las que somete al pueblo ruso —el espectáculo en el Varietés—..., etc. Claro que también desenmascaran vicios, como señala Guelbunzu, y "premian" la honestidad del maestro y Margarita... En fin. Sólo es una lectura distinta.
Mención especial aparte merece también la escena en que Margarita, habiéndosele ofrecido la oportunidad de tener de vuelta a su maestro, decide liberar de su cruel sufrimiento a una mujer que conoce en el baile de Satanás. Admirables la bondad y compasión de Margarita.
En definitiva: he disfrutado enormemente con esta novela, que es divertidísima y ofrece un elenco de personajes inolvidables, brillantemente dibujados, así como un buen puñado de situaciones hilarantes. Al final, es inevitable incluso sentir cierta simpatía por Voland, Koróviev o Pototas, y es que...
(...) ¿qué haría tu bien si no existiera el mal y qué aspecto tendría la tierra si desaparecieran las sombras? Los hombres y los objetos producen sombras. Esta es la sombra de mi espada. También hay sombras de árboles y seres vivos. ¿No querrás raspar toda la tierra, arrancar los árboles y todo lo vivo para gozar de la luz desnuda?
Come sin prisas.
Viaja todo cuanto puedas.
Comentarios
Publicar un comentario