Las Vírgenes del Paraíso, Barbara Wood
Título original: Virgins of Paradise
Jasmine y Camelia pertenecen a una aristocrática familia cairota que vive acorde a las más ancestrales tradiciones musulmanas, pero desde muy jóvenes las dos hermanas se han rebelado contra las costumbres que excluyen a las mujeres. Tras años de ausencia, Jasmine ha regresado a Egipto con el título de Medicina en su haber. El fuerte contraste entre su nueva visión del mundo y las tradicionales creencias de su abuela Amira hará estallar el conflicto...Tal como comentaba en la reseña sobre Las lágrimas azules de Juliette Morillot, cuando leemos una novela de un autor que nos ha fascinado, probablemente querremos leer más novelas suyas, y compararlas entre sí será casi inevitable. El problema con el que nos topamos en estos casos es que, cuando un autor te genera unas expectativas muy altas con una novela, el riesgo y probabilidad de decepcionarte con la segunda son muy grandes.
Las Vírgenes del Paraíso no me ha supuesto una decepción tan grande como hiciera Las lágrimas azules, pero mentiría si dijera que ha cumplido mis expectativas. Algo así me olía cuando leí la sinopsis del libro y vi que Barbara Wood repetía las mismas fórmulas empleadas en Bajo el sol de Kenia: el conflicto entre la medicina tribal y antigua y la medicina moderna y científica, así como el personaje que abandona su tierra natal por un determinado motivo y regresa varios años después a causa de la llamada urgente de un pariente. En cualquier caso, no quise precipitarme juzgando a la novela y emprendí su lectura con mucho entusiasmo. Habiéndola acabado ahora, dos cosas me confirma la sinopsis: la primera, que mis primeras impresiones no iban mal encaminadas; la segunda, que la propia sinopsis no refleja adecuadamente el contenido de la novela. Ni Jasmine y Camelia son las absolutas protagonistas de esta historia que atraviesa varias generaciones de la familia Rashid ni el conflicto tradición VS. modernidad constituye el principal motor de la novela (ni siquiera llega a "estallar" algún conflicto importante en el seno de la propia familia; todo lo contrario, la abuela Amira acaba enorgulleciéndose del valor de las mujeres descendientes).
Las Vírgenes del Paraíso, al igual que Bajo el sol de Kenia (a la cual, por cierto, le hace un guiño en determinados momentos), nos narra las fortunas y desdichas de una familia a lo largo de varias generaciones, sólo que esta vez Barbara Wood nos traslada a la ciudad de El Cairo, Egipto. Histórica y culturalmente hablando, la novela es una delicia: Wood nos ofrece un retrato exquisito de la sociedad musulmana y sus costumbres y tradiciones imperantes, del Islam, de la gastronomía, del papel de la mujer, de la geografía egipcia; de los conflictos bélicos, políticos y religiosos que tienen lugar en el país... Es una novela riquísima en cuanto a los detalles descritos y nos descubre una cultura radicalmente distinta pero que no deja de ser enigmática; tan maravillosamente estructurada en torno al concepto de la familia fuerte y unida como brutalmente salvaje en el trato hacia la mujer.
El día en que nací
Me condenaron.
No conocía a mis acusadores.
No vi al juez.
El veredicto me cayó encima
Cuando aspiré la primera bocanada de aire.
Mujer.
Por otro lado, si bien es cierto que las historias de Bajo el sol de Kenia y Las Vírgenes del Paraíso discurren por cauces muy distintos, Barbara Wood recurre a estereotipos y fórmulas muy similares en ambas novelas, aunque al final, como digo, el resultado sea diferente y la personalidad de los personajes, diversa. Por ejemplo, nos volvemos a topar con el padre rico y dueño de extensas y ricas plantaciones, cabeza de familia pero con dificultades para engendrar un varón (Valentine en Bajo el sol de Kenia, Ibrahim en Las Vírgenes del Paraíso); la esposa inglesa amante de la jardinería y de las flores que quiere a su marido pero no desea las relaciones íntimas con él, con dificultades también en los embarazos y que acaba tomando una decisión drástica (Rose en la primera, Alice en la segunda); la figura del homosexual reprimido (y que es hermano de un personaje que se llama igual tanto en una historia como otra); la mujer que reniega del papel que la sociedad tiene preparado para ella y que es ambiciosa en su sueño (Sarah en la primera; Camelia en la segunda); la aspirante a médico que se ve obligada a abandonar su país y que regresa décadas después para hacer las paces con su pasado (Deborah y Yasmina, respectivamente). Este último punto es interesante porque Las Vírgenes del Paraíso comienza exactamente de la misma manera que Bajo el sol de Kenia y se estructura, a partir de ese punto, de forma casi idéntica. En consecuencia, la novela no me ha resultado tan original.
Admito también que no me gusta cómo la autora resuelve el final de ciertos personajes (como Zacarías) ni tampoco cómo enreda innecesaria y gratuitamente la historia de Declan y Yasmina al final, con una desaparición súbita sin explicación, largos viajes de búsqueda e imposibilidades de hallarse el uno al otro que se solucionan rápidamente en apenas una página y que, para mi juicio, carecen de sentido y no aportan nada salvo confusión.
No quiero acabar esta reseña dando la impresión de que Las Vírgenes del Paraíso no me ha gustado, porque no es así. Dejando a un lado los aspectos comentados, que son los responsables de que la novela simplemente no haya cumplido mis expectativas ―quizá yo esperaba demasiado―, considero que es una historia francamente hermosa, imperdible por la exquisitez y minuciosidad con que Barbara Wood nos describe Egipto y la vida y cultura de sus habitantes. Naturalmente, si se lee sin haber leído previamente Bajo el sol de Kenia, el lector no advertirá las similitudes que yo he comentado; pero, independientemente de ello, Las Vírgenes del Paraíso no deja de ser un libro apasionante que, una vez más, nos demuestra que la fuerza, resistencia y coraje de una mujer en un mundo de hombres no tienen límites. Ni parangón.
Come sin prisas.
Viaja todo cuanto puedas.
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