El tren nocturno de la Vía Láctea, Miyazawa Kenji
Después de una lectura tan honda y reflexiva como Todo fluye , que me dejó trastocada durante algunos días, necesitaba evadirme a través de una literatura algo más ligera y luminosa. Cuando vi El tren nocturno de la Vía Láctea en lo alto de la estantería, recordé cómo y por qué había llegado a parar ahí: hace unos meses, mis padres alquilaron un anime ―algo muy inusual en ellos― titulado La isla de Giovanni , atraídos por su argumento y por la idea de que mi hermano pequeño también pudiese disfrutarla. El resultado, nada más lejos de la realidad, fue que acabamos viéndola nosotros sin él, y lo que al principio nos pareció un hermoso ejercicio de inocente animación japonesa acabó revelándose como un drama que nos llevó a todos al borde de las lágrimas . A mi madre le marcó mucho, y las continuas referencias de la película a la obra de Miyazawa Kenji acabaron por convencerla de adquirir ese libro , que hace un par de semanas decidí transportar conmigo durante mis trayectos en metro. ...